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María del Carmen Martínez de Ubago: una médico de vocación

Entrevistas

Desde bien pequeña tenía claro a qué se quería dedicar y no le importaba lo que pensase el resto. Amante de la medicina y con ideas claras. La que fuera primera directora médica de la Policlínica Gipuzkoa, es homenajeada este año por sus compañeros de profesión. Conocemos más de cerca a María del Carmen Martínez de Ubago.

Txikitatik argi zeukan handitan zertan lan egin nahi zuen eta ez zion axola gainontzekoak pentsatzen zutena. Medikuntzaren amorantea eta ideia argiekin. Bere lankideek aurten omenaldia egingo diote, Gipuzkoa Poliklinikako lehen zuzendari medikoari. María del Carmen Martínez de Ubago hurbiletik ezagutuko dugu.

Mañana, 21 de septiembre, el Colegio de Médicos de Gipuzkoa celebra el Día del Médico. Este año, una de sus protagonistas, ha dedicado gran parte de su vida a la medicina, con gran pasión y entrega. María del Carmen Martínez de Ubago (San Sebastián, 1925) es homenajeada por sus compañeros del Colegio de Médicos y se le nombrará Colegiada de Honor por una trayectoria impecable. “Estoy gratamente sorprendida, francamente emocionada y profundamente agradecida”, reconocía doña María del Carmen.

Son muchos los médicos que desde bien jóvenes deciden cual va a ser su futuro profesional. Ya sea por herencia familiar o por vocación, María del Carmen desde bien pequeña tenía claro que la medicina iba a ser su profesión. Cuando era joven estudió en el colegio Sagrado Corazón, y por aquella época, sin ninguna mala intención explica, “las religiosas intentaron poner en duda mi vocación, una mujer médico no parecía la mejor opción”. Pero ella lo tenía claro; quería estudiar medicina y nadie se lo iba a impedir.

Una vez finalizados sus estudios en San Sebastián, decidió trasladarse a Madrid para poder licenciarse en Medicina. Posteriormente decidió irse a Barcelona para realizar la especialización con el doctor Palaci. La especialidad que eligió fue la reumatología.

Al terminar los estudios de medicina, se casó con el doctor Gorostidi, de cuya relación nacieron seis hijos: Blanca, Iñigo, Pablo, Maria, Diana y Miguel. Durante muchos años se dedicó a ellos, “compaginando una labor social en aquel momento de promoción de la mujer, humanamente gratificante para mí” reconocía la doctora.

Años después tuvo la oportunidad de volver al mundo de la medicina, de la mano de un increíble proyecto: la Policlínica Gipuzkoa. “Me ofrecieron la dirección del centro, y tras consenso familiar, empezó mi vida profesional”. Aquello supuso un gran esfuerzo mental y emocional en su vida. Hubo mucho estudio, apoyada por el Dr. Carlos Elósegui, años antes de la inauguración de la Policlínica. Y además, emocionalmente supuso un esfuerzo, “porque tuve la sensación de quitar tiempo a mi vida familiar”.

El 11 de julio de 1975 se abrían las puertas de la Policlínica Gipuzkoa en San Sebastián. Fue durante 17 años la primera directora médica de la Policlínica Gipuzkoa. El objetivo, de esta nueva apertura, no fue otro que el de dotar a Gipuzkoa de un centro sanitario integral, capaz de cubrir todas las especialidades de la medicina, acorde siempre al empleo de las técnicas más avanzadas.

La doctora Martínez de Ubago, durante sus años de andadura profesional, tuvo que combinar su nueva etapa como estudiante en Madrid, donde realizó los cursos de gerencia hospitalaria, con la vida profesional y personal que le esperaba en San Sebastian. “Vivía durante la semana en casa de mi hija Blanca y volvía los jueves a San Sebastián”. Su marido Ignacio Gorostidi, se quedaba al mando, “amoldándose a tener una mujer trabajadora a su lado” señalaba la doctora.

“He sido feliz trabajando y doy gracias, por haber tenido la oportunidad de hacerlo” en palabras de la doctora. Todos somos conscientes que el mercado laboral hoy en día, y en concreto el de los profesionales de la medicina, es más precario. María del Carmen cree que la situación actual es “mucho más complicada e incierta que en mi época”, y añade que “volvería a ser médico, sin lugar a dudas, y entraría en el mundo laboral compaginando familia y trabajo”.

Cuando se reúne con el resto de médicos de la familia, ya no habla de medicina, pero “estoy muy atenta cuando escucho temas relacionados con ella”. Reconoce que durante todos estos años la medicina ha cambiado mucho.

En 1992 decide jubilarse dedicando más tiempo a sus otras pasiones, de las cuales destaca una principalmente: la música. “Soy melómana por naturaleza, es algo que llevo desde siempre dentro y que me ha hecho compartir viajes y momentos con amistades”. Desde que se jubiló ha trabajado para La Vida Ascendente, “hasta que mis fuerzas me lo han permitido”. Cabe destacar la vitalidad de la doctora Martínez de Ubago, ya que ha tenido la suerte de compartir experiencia de cooperante en un orfelinato de Malawi con su nieta Diana, a la que “fui a visitar unos días coincidiendo con mi ochenta cumpleaños”.  

Coincidiendo con la nueva remesa de estudiantes médicos residentes que llegaron el pasado mes de junio para realizar la especialidad, la doctora Martínez de Ubago a los nuevos médicos les diría que no perdiesen nunca los principios por los que decidieron ser médicos. “A los estudiantes los veo con el mismo entusiasmo e ilusión que tenía yo. La profesión la llevas por dentro y el sentimiento humano difiere en el tiempo, aunque es cierto que el ejercicio de la medicina ha cambiado mucho: Los medios, las técnicas, las formas, etc.”

En la familia de la doctora Martínez de Ubago las nuevas generaciones siguen el camino marcado por una familia de médicos. “Nosotros somos familia de médicos: mi abuelo, dos hermanos de mi padre, mi marido Ignacio Gorostidi, mi hermano Jose Luis, mi primo José Luis, mi cuñado Víctor Villar, mi hija Maria y su marido Javier Revuelta, y en proyecto nietos”. Un largo camino en la medicina cuyo recorrido todavía continúa.

Una mujer con gran vitalidad, comprometida con la sociedad y con proyectos cooperativos, y trabajadora, así podríamos describir a doña María del Carmen Martínez de Ubago.

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