Declaración de la OMC sobre el cannabis terapéutico o medicinal
Organización Médica Colegial (OMC)• Esta declaración se refiere exclusivamente a la legalización terapéutica o medicinal del cannabis. No es nuestra intención referirnos a la legalización lúdica o recreativa del mismo.
• La Organización Médica Colegial (OMC) no está en contra del uso terapéutico de los derivados del cannabis siempre que se cumplan los siguientes requisitos: 1) respaldo científico sólido y 2) control por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) tal como se le exige al resto de los fármacos. Ambos requisitos están también avalados por varias sociedades científicas de neumología: europea, española e iberoamericanas (1).
• Los medicamentos deben ser autorizados por las agencias reguladoras. Nunca un fármaco ha precisado para su autorización de discusión parlamentaria.
• La OMC no avala el uso de productos con actividad biológica que no se puedan dosificar con exactitud.
• La OMC no comparte la aureola de droga blanda que se quiere atribuir a los productos derivados del cannabis y en concreto al Δ-9-tetrahidrocannabinol (THC).
• Tanto la Asociación Médica Mundial (2) como la OMC advierten que el consumo crónico del cannabis se ha relacionado con graves efectos nocivos para la salud.
- Inducir adicción. Con síndrome de deprivación o de retirada en las primeras 24 horas, presentando: síntomas mentales (inquietud, irritabilidad, ansiedad, depresión, pérdida de apetito e insomnio) y síntomas físicos (dolor, temblores, escalofríos, sudación e incremento de temperatura) (3,4).
- Ser la droga ilegal de mayor consumo en nuestro país y la primera droga por la que se solicita ayuda en los programas de deshabituación (5).
- Producir desmotivación.
- Asociarse a multiconsumo de drogas, especialmente a adicción al tabaco (6).
- Incremento de comorbilidades psiquiátricas: depresión, ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar, cuadros psicóticos, intención suicida y actitud antisocial (7-9).
- Deterioro de la coordinación motora, la atención, la memoria y el aprendizaje (10-13).
- Duplicar la posibilidad de tener un accidente de tráfico (14,15).
- Inducir alteraciones estructurales del sistema nervioso central objetivables por resonancia nuclear magnética (16-19).
La composición del humo de marihuana es similar al del tabaco (humo de biomasa) por lo que cabe pensar que también se asocie a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y al cáncer de pulmón entre otros 20-23. Por ello, en ningún caso, los médicos recomendaremos fumar marihuana ni hachís. Tampoco inhalar vapores de los mismos.
• Acerca de las ventajas terapéuticas que se atribuyen al cannabis, la mayoría de ellas son secundarias a testimonios personales y otras secundarias a mala interpretación de estudios experimentales y básicos asumidos como definitivos. A la luz del conocimiento científico, manifestamos lo que sigue:
1. Uso del cannabis como antiemético en la quimioterapia del cáncer. Este es un efecto secundario ampliamente superado desde la aparición de los fármacos antagonistas de los receptores tipo 3 de 5-hidroxitriptamina (ondansetron) y de los antagonista del receptor 1 de neurokinina (aprepitant). No hay ensayos clínicos que comparen el efecto de la marihuana con estos nuevos fármacos. Sí existen ensayos clínicos con cannabinoides sintéticos (dronabinol y nabilona) aunque sus resultados no son concluyentes.
La guía de la Sociedad Europea de Oncología Médica de 2016 ni siquiera menciona los cannabinoides para el tratamiento de la hiperemesis ligada a la quimioterapia (24).
2. Uso del cannabis en el tratamiento de la anorexia y caquexia asociada al SIDA. Esta situación clínica no existe desde la aparición de los nuevos fármacos anti-retrovirales.
3. Uso del cannabis en el tratamiento del dolor neuropático. Ninguna guía internacional recomienda derivados del cannabis. No existe ningún estudio científico que demuestre superioridad del cannabis sobre: ligandos de los canales del calcio (pregabalina o gabapentina), antidepresivos tricíclicos (amitriptilina o nortriptilina) u opiáceos. Los derivados del cannabis son desaconsejados por el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) como inicio de tratamiento a menos que sea un especialista quién lo prescriba (25).
4. Uso del cannabis en el tratamiento de la epilepsia. Los estudios se han ceñido al uso del cannabidiol oral, que carece de poder adictivo. Existen estudios anecdóticos sobre su utilidad pero ensayos clínicos en desarrollo han mostrado resultados preliminares decepcionantes. Hay mucha incertidumbre sobre esta indicación en el futuro. La mayoría de los expertos y la Academia Americana de Neurología estiman que no hay suficientes evidencias para su utilización (25).
5. Uso del cannabis en el tratamiento del dolor y la espasticidad muscular de la esclerosis múltiple. En esta entidad ya existe la indicación terapéutica del cannabis. Reconocida por la AEMPS, está disponible una combinación de THC con cannabidiol (Sativex®) como medicación de prescripción hospitalaria. Este medicamento ha seguido todos los controles recomendados para ser considerado como fármaco, aunque su beneficio es marginal y no estadísticamente significativo. Por otra parte, los cannabinoides sintéticos se han mostrado ineficaces (27,28).
Conclusión:
La OMC considera que el consumo del cannabis está sujeto a la posibilidad de graves efectos adversos sobre el sistema nervioso central y además, su inhalación es altamente perjudicial para el aparato respiratorio.
A la luz del conocimiento científico actual, las indicaciones y vía de administración (inhalación), para las que se ha propuesto están ampliamente superadas por fármacos más efectivos, dosificables y seguros.
Bibliografía
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2. Asociación Médica Mundial. Declaración de la AMM sobre el cannabis medicinal. Adoptada en la 68ª Asamblea General de la AMM, Chicago, Estados Unidos, octubre 2017. https://www.wma.net/es/policies-post/declaracion-de-la-amm-sobre-el-cannabis-medicinal/
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