Estaba dispuesto a irme donde fuera para hacer neurología
EntrevistasDavid Campo es uno de los médicos que ha elegido San Sebastián para realizar su residencia. Tenía muy claro que quería dedicarse a la neurología y el Hospital Donostia estaba entre sus centros favoritos. Afortunadamente pudo cumplir ambos sueños y en junio llegó a San Sebastián desde Lleida.
Por el momento siente que ha acertado en ambas decisiones.
- ¿Cuándo y por qué decides que vas a ser médico?
A diferencia que muchos de mis compañeros yo no tenía nada claro que iba a ser médico. Cuando me tocó elegir el bachillerato barajaba opciones tan dispares (periodismo, derecho, ingeniería…) que opté por hacer el bachiller científico tecnológico para poder tener todas las puertas abiertas. Durante esos años sí que fui dando pasos hacia la medicina, aunque yo no lo sabía aún. Leía mucho a Oliver Sacks y me gustaba mucho la neurociencia, el cerebro, la conducta humana… Todo eso que leía en mi tiempo libre, unido a que me atraía el hecho de atender y ayudar a las personas a solucionar sus problemas, fue lo que me llevó a la medicina. Y aunque lo decidí tarde, cuando lo hice vi que de repente todo tenía sentido.
- ¿Cómo te fue en la universidad?
Estudié en la Universidad de Barcelona. Fue una etapa muy bonita: dejé Lleida para irme a vivir a Barcelona, conocí a mucha gente nueva y algunos se convirtieron en muy buenos amigos míos. Aunque también fue duro. Para hacer la carrera de medicina hay que estudiar mucho, no es nada nuevo, pero al estar rodeado de compañeros en mi misma situación lo llevas mejor.
- Tras 6 años de carrera, vino la preparación del MIR y la elección de la especialidad.
Decidí quedarme en Barcelona para prepararme el MIR precisamente por lo que acabo de comentar, porque prefería estar en contacto con mis compañeros de carrera que estaban en mi misma situación, llevando el mismo ritmo de estudio.
Aunque no tenía clara la especialidad que iba a realizar, sí es cierto que en mi caso desde el inicio sabía que la neurología me atraía mucho. En cuarto de carrera finalmente llegó la asignatura y fue cuando me reafirmé. Me encantó y supe que probablemente había hecho medicina para dedicarme a esta especialidad.
- ¿Cuándo y por qué decides venirte a San Sebastián?
Lo cierto es que yo tenía claro que quería hacer la especialidad de neurología; estaba dispuesto a ir donde fuera con tal de no renunciar a lo que de verdad me gustaba. Meses antes de la elección de plaza hice una especie de estudio de mercado, visité algunos hospitales de referencia que me pillaban cerca (Barcelona, Girona, Zaragoza, Valencia) para poder tener algo más de información y decidir con más criterio mi destino. En esa pequeña investigación que realicé hablé también con una persona del Servicio de Neurología del Hospital Donostia y me quedé con buena sensación: era un hospital grande, que es lo que quería, con una unidad de ictus en pleno crecimiento y me comentaron que había muy buen ambiente, algo que también me pareció importante. Todo eso, junto a que Donostia me parecía una ciudad ideal para vivir… El día de la elección de plaza había 60 personas por delante de mí pero tuve la suerte de que ninguna eligió Donostia, así que me vine para aquí.
- Ya llevas unos meses de residente. ¿Qué valoración haces?
De momento estoy muy a gusto, tanto en el hospital como en la ciudad, que me encanta. En estos momentos estoy rotando en medicina interna, dentro de un mes me iré a Urgencias. Tras esta rotación me incorporaré al Servicio de Neurología.
- ¿Y qué tal llevas las guardias?
La verdad es que depende mucho de la guardia. Aunque, en general, son duras. Las últimas dos especialmente, porque estamos en época de gripe y eso trae consigo algunas complicaciones, sobretodo en personas mayores, por ejemplo, que se desorientan o se presentan con síntomas más atípicos. En una dormimos una hora y en la otra no pudimos dormir nada, sólo pudimos parar para comer y cenar. Pero al mismo tiempo debo decir que es la parte que más me está gustando de la residencia, porque es donde tienes mayor autonomía y responsabilidad, cuando puedes ver a los pacientes tú solo, explorarlos… Es donde más aprendes porque te sueltas más. Y es cuando verdaderamente ves que los 6 años de carrera dan sus frutos. Es muy satisfactorio.
<< Sería positivo que en la Universidad se reforzase el aspecto práctico del manejo del paciente >>
- ¿Qué has aprendido en estos 7 meses que llevas de residencia?
Es cierto que tiene poco que ver con la etapa de estudiante, que estás en una posición bastante pasiva donde recibes conceptos y los expones en exámenes. Nuestra forma de pensar ahora es mucho más activa, debes reflexionar sobre qué le puede estar pasando al paciente que tienes delante, plantear un diagnóstico diferencial, decidir el tratamiento que le vas a poner, qué dosis… Por ejemplo, la pauta de un tratamiento, es decir, la posología, es un concepto que no se trabaja en la Universidad. Y, en general, el manejo clínico del paciente también es bastante escaso.
- ¿Cómo valoras tu formación universitaria ahora que estás sobre el terreno?
A nivel de conceptos teóricos creo que nos formamos suficiente. Sin embargo, se debería equilibrar un poco la balanza con el aspecto práctico, para no partir de cero en lo que respecta al manejo práctico del paciente. Por ejemplo en Chile, donde estuve un mes, me dio la sensación de que el estudiante de medicina está mucho más suelto con el paciente, porque ya desde la carrera realizan exámenes prácticos, con muñecos, con simulaciones de casos clínicos prácticos, y no sólo estrictamente escritos como solemos hacer aquí. Yo creo que incluir más práctica sería muy positivo.
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¿Cómo te imaginas tu futuro profesional? ¿Dónde te gustaría estar dentro de unos años?
Pues la verdad es que aún pienso poco en ello. En principio me quedaré a hacer la residencia en San Sebastián, aunque no descarto hacer alguna rotación externa si es una buena oportunidad de formación. Quién sabe.
En cuanto a mi carrera profesional, es cierto que preferiría quedarme a trabajar cerca de mi familia y mi gente. Donosti no parece un mal sitio, pero todavía queda para eso. Espero que haya trabajo y no tenga que marcharme al extranjero, aunque si se diese el caso tampoco me importaría pasar una temporada fuera. Seguro que se aprenden cosas nuevas.
David Campo Caballero, MIR
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