Medikuen Ahotsa

El COVID 19 y los cuidados paliativos

Tribuna Abierta

Wilson Astudillo A. Paliativos sin Fronteras

Las emergencias  por grandes desastres y epidemias son crisis humanitarias a nivel global que pueden producir una severa alteración de los sistemas sanitarios y de la sociedad, con desplazamientos forzosos, muerte y sufrimiento por la pérdida masiva de vidas humanas, afectación en la salud y  destrucción, pérdida o inutilización total o parcial de bienes nacionales y particulares. En 2015, alrededor de 125 millones de personas necesitaron asistencia humanitaria en el mundo. Los desastres son ahora un asunto prioritario para la sanidad pública porque millones de personas están expuestas a estos riesgos en parte previsibles y prevenibles.

En las catástrofes las necesidades de atención inmediata son superiores a los recursos disponibles, por lo que si bien el primer foco de atención es el salvamento de las vidas por razones tanto éticas como médicas, la prevención y el alivio del dolor y del sufrimiento social y espiritual de los enfermos son también imperativos. En brotes de enfermedades transmisibles  como el  Ébola o el coronavirus, con alta mortalidad y con intervenciones terapéuticas limitadas  para mantener la vida, el tratamiento primario es el alivio de los síntomas. En estos “casos especiales”, muchas veces será necesario tomar decisiones difíciles y priorizar los recursos de los que se disponga para los que puedan sobrevivir y  sacar el mayor rendimiento posible, sin abandonar a nadie, proporcionando la categoría de tratamiento “cuidados paliativos” (CP) a los que sea probable que fallezcan, como una importante opción más de servicio, porque son muy eficaces para aliviar el dolor y sufrimiento, sin facilitar intencionadamente la muerte. Priorizar requiere hacer una valoración global y tener un  juicio adecuado sobre la severidad de la enfermedad y su pronóstico, para limitar el esfuerzo terapéutico cuando se vea que no se puede cambiar la situación, dirigir las metas de asistencia a aliviar el sufrimiento grave que se acentúa con el aislamiento y  facilitar que el paciente y su familia, con la adecuada protección, puedan despedirse.

La Comisión Lancet en 2018, pidió que ante las crisis humanitarias todos los países aseguren un acceso universal a un paquete de medicamentos esenciales ,así como servicios paliativos  para mantener o mejorar el bienestar de los enfermos que no puedan curarse, tanto sean agudos o crónicos. Este pack, accesible por su bajo precio que oscila entre 0,7 y 2,5 dólares, contiene fármacos de origen genérico para el alivio de los principales síntomas, entre ellos la morfina, útil tanto para el cuidado paliativo de adultos y de niños. Es esencial que haya una preparación  en paliativos de los miembros de los equipos que intervengan en el desastre para que sepan dar malas noticias, controlar bien los síntomas, evaluar y tratar el sufrimiento psicosocial en los pacientes en peligro de muerte para que se les facilite estar acompañados, así como la medicación necesaria para morir en paz. Los sanitarios necesitan también apoyo  porque es muy estresante cuidar a muchos pacientes que sufren y mueren en corto tiempo.

Queda mucho por hacer para la prevención y evitar que estos desastres se repitan. En esta pandemia del coronavirus nos hemos dado cuenta del inmenso daño que puede hacer un virus, sobre todo si se transmite sin síntomas. Según el Informe Mundial sobre Desastres, 2016, pese a que se reconoce que la inversión en la capacidad de resistencia y recuperación antes de que ocurran desastres puede salvar vidas y ahorrar dinero, apenas se invierten en prevención y en medidas para reducir el riesgo cuarenta céntimos de cada cien dólares destinados a la ayuda internacional.  Elhadj As Sy, su Secretario General, dijo: No es posible aceptar que la situación siga su curso como algo ordinario. Ante las crisis es básico tener un proceso que fije etapas y actuaciones e insistir en la prevención y el aislamiento. Los gobiernos deben ser transparentes y rápidos para informar del riesgo que existe. Hay que contar a la población que cada tres o cuatro años puede haber una epidemia. Para Bill Gates se ha invertido muy poco en estudiar las epidemias y, a pesar de haber pasado recientemente la del Ébola ,no hemos estado preparados para la del Covid 19. Nos hace falta un sistema defensivo permanente de epidemiólogos y sanitarios bien entrenados en epidemias que puedan desplazarse tan pronto como ocurran al lugar afectado, con investigadores para estudiar el problema, métodos diagnósticos y desarrollo de vacunas. La OMS debe monitorizar las epidemias desde que aparece un posible brote. Por ello es necesario invertir en la formación de los profesionales, crear un cuerpo sanitario de urgencias en crisis, preservar como esencial el material que nos podría ayudar en esa futura ocasión, fomentar la investigación y ayudar a fortalecer los sistemas de salud de los países pobres, que son los que sufrirán más sus efectos.

Nuestro país necesita mejorar la formación de los profesionales de la salud en CP y aumentar estos servicios. De los 6.388 servicios existentes en Europa en 2019, España tiene 260, Alemania 914, Reino Unido 860, Polonia 587, Italia 570 y Rusia 371. La Asociación Europea de CP recomienda 2 servicios/100.000 habitantes, pero España solo tiene 0,6 servicios/100.000 habitantes y ocupa el puesto 31 entre los 51 países europeos. Quince de las 17 comunidades autónomas deberán aumentar sus recursos para llegar a la ratio aconsejada. De las 228.000 personas que mueren en España al año con necesidades de CP, alrededor de 80.000  no  los reciben o no pueden acceder a ellos. En cuanto a los 25.000 niños que los podrían requerir, solo los reciben un 14 %. Nos falta una Ley Nacional de Cuidados Paliativos que posibilite su pleno desarrollo para adultos y niños. Los CP son un derecho que dignifica nuestro vivir y morir. Es urgente regularlos y potenciarlos, más aún en las crisis humanitarias, por el bien de los pacientes y de sus familias.   

Más información: www.paliativossinfronteras.org

Wilson Astudillo A. Paliativos sin Fronteras