Medikuen Ahotsa

Se está trabajando de más y con mucha angustia

Entrevistas

Emma del Campo es vocal de Atención Primaria del Colegio. Hace años que, como muchos y muchas compañeras, participa en distintos foros con el fin de mejorar la situación de la Atención Primaria. Con la llegada de la actual crisis sanitaria y tras meses de intensa lucha contra la COVID-19, la situación de la AP y la de sus profesionales no ha hecho más que agravarse.

¿Cómo describirías la situación actual de la atención primaria en Gipuzkoa? 

Llueve sobre mojado. La situación ya era mala antes de la pandemia y ahora es mucho peor. Si antes no llegábamos a atender con la seguridad y el buen hacer que merecen los pacientes, ahora mucho menos. Hemos pasado por varias fases: el enfado, la indignación, la desesperación, el desencanto… y esta situación es ya la gota que colma el vaso.

¿Qué problemas existían ya y qué nuevos se han añadido con la COVID-19?

Existían ya infinidad de problemas que veníamos arrastrando: la saturación de las consultas, la falta de personal, excesiva burocratización que recae sobre los médicos, la falta de incentivación y de reconocimiento, el aumento de las agresiones…. Con la COVID-19 todos estos problemas se han agudizado y se ha añadido al día a día de los profesionales la incertidumbre, el miedo a equivocarse, el miedo al contagio, a que no haya equipos de protección. Existe en muchos casos sufrimiento psicológico entre los profesionales… y por supuesto el descontento de los pacientes, que sienten que no se les atiende y sienten miedo e inseguridad.

¿Cómo lo estáis viviendo los profesionales que día a día estáis en los centros de AP?

Los profesionales hemos pasado por diferentes fases. Incluso en un mismo día pasas por muchas fases, porque son consultas muy intensas. Esto ya sucedía antes de la COVID-19, pero se ha vuelto insoportable. Todos tenemos compañeros que salen llorando, que cierran la puerta un instante para poder recomponerse o que hasta se están medicando para poder llevar mejor su día a día. Empieza a generalizarse el desánimo, la verdad.

Algún slogan de cara a la huelga de este mes dice: La vocación no paga mis facturas. ¿Hay mucha precariedad en AP?

Llevamos muchos años en precario, no sólo en AP, también compañeros/as de otras áreas. Trabajar trabajamos todos, pero un día aquí y otro allá. Hemos ido sacando plazas a cuentagotas y me consta que sigue habiendo gente que aunque tiene contrato no sabe dónde va a trabajar la semana que viene.

¿Están los pacientes pagando el precio de toda esta situación? 

Claro, sin duda. La falta de contratación estable repercute directamente en los pacientes, que están desesperados con tanto cambio. Muchos de ellos se encuentran con un médico distinto cada vez que van al ambulatorio. Y no sólo pasa en AP, también sucede en otras especialidades, y es terrible para la seguridad de los pacientes y para los propios profesionales, que no pueden desarrollar una relación médico-paciente adecuada.

¿Qué tipo de recursos y/o medidas hacen falta con urgencia para mejorar la situación?

Los profesionales de AP llevamos mucho tiempo intentando reflotar este buque. Diría que una de las cosas que urge en el caso de los médicos es desburocratizar las consultas y centrarnos más en la atención médica. Tiene que haber alguna fórmula para que todo el papeleo que se genera no recaiga sobre el médico. Y urge más aún ahora, que con el tema de las bajas, las altas, las explicaciones sobre los protocolos... todo esto acapara gran parte de nuestra jornada laboral. 

Otra medida que urge, sin duda, es motivar al personal, con contratos más estables, mayor autonomía, mayor autogestión, reconocimiento tanto económico como profesional… y muchas otras cuestiones que son anteriores a esta situación y que se vienen reclamando ya desde hace años.

¿Se necesita un cambio profundo?

Más que un cambio se necesita una revolución. Parece que hemos llegado ya al límite. Es cierto que la capacidad de aguante de los médicos es enorme, tenemos una capacidad de resiliencia increíble, pero la sensación general ahora es de desesperación. Me consta que hay compañeros/as muy válidos y con gran vocación buscando alternativas laborales, jubilación anticipada o pensando en volver a presentarse al MIR.

Y es que la sensación de abandono es muy grande y el horizonte a futuro bastante negro: a pesar de que superemos la COVID-19, los profesionales volveríamos a la situación anterior, algo nada atractivo por todos los problemas que ya arrastrábamos.

Imagina un escenario distinto, una Atención Primaria renovada. ¿Cómo sería? 

Lo primero que me imagino es que entraría contenta y motivada a consulta, en vez de con angustia, a ver que me encuentro hoy, como entramos ahora diariamente. Dispondría de una agenda con tiempo suficiente para atender como es debido a los pacientes, una agenda flexible que pudiera autogestionar según las necesidades de los pacientes a los que atiendo ese día. Dispondría de más tiempo para formación, investigación y reuniones de equipo. Tiempo para explicar a mi residente o estudiante lo que es la medicina de familia sin tener que disimular que estoy agobiada y sin tiempo.   

Entrevista a Emma del Campo, vocal colegial de Atención Primaria

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