Pilar no desea cuidados sólo de su enfermedad
Comité de Ética AsistencialPilar llegó a nuestra planta hace unos días tras ser operada de urgencia de una obstrucción intestinal. No era la primera vez que pasaba por quirófano. Hace ya unos años fue intervenida de una neoplasia de colon, y posteriormente sometida a radioterapia complementaria por la extensión que presentaba la enfermedad. Tanto la enfermedad como el tratamiento le habían dejado diferentes secuelas que le habían acarreado sufrimiento físico y emocional, y la suboclusión intestinal era una de ellas.
Con el tiempo y a pesar de los tratamientos, el cuadro clínico condujo a la imposibilidad de ingerir alimento por vía oral y fue necesario instaurar una nutrición parenteral. No obstante, el cuadro abdominal siguió evolucionando hasta derivar en una obstrucción intestinal que obligó a una cirugía urgente. Tras la intervención surgieron algunas complicaciones cardíacas y pulmonares.
Dado su estado y las complicaciones que habían surgido, consideramos que era una paciente de alto riesgo en esta pandemia de Covid 19, y decidimos, siguiendo el protocolo establecido por el hospital, proceder a su aislamiento para evitar así un posible contagio.
Desde el momento en que se le aisló fue evidente la gran tristeza y el sufrimiento que le producía no poder ver a su marido, a su hija y a su nieto de dos años. Aunque todo el personal sanitario nos esforzábamos en que se sintiese acompañada y ella lo agradecía, nosotros no éramos su familia.
¿Qué debía hacer? ¿Debía primar su salud física, tomando todas las medidas posibles para evitar el riesgo de contagio? ¿o por el contrario, debía poner el acento en su bienestar emocional, y permitir a su familia acompañarle?
En un intento de buscar una vía intermedia, que contemplara el cuidado del bienestar emocional de la paciente intentando a la vez establecer las medidas necesarias para no asumir un excesivo riesgo de contagio, decidí contactar con Medicina Preventiva del Hospital. Podríamos analizar la situación conjuntamente, valorando el caso concreto de Pilar, y determinar la posibilidad de permitir alguna visita. Rápidamente nos dimos cuenta de la necesidad de ampliar la mirada más allá de "evitar el contagio". Tocaba ahora proteger también otros valores más íntimos de la paciente: procurar su estabilidad emocional con un acompañamiento adecuado. Quizás sería conveniente un protocolo de visitas tomando las medidas preventivas necesarias. Visitas de duración determinada con un único miembro de la familia que podría ampliarse a 24 horas al día en caso de empeoramiento, y pudiendo usar la vía telemática para contactar con los demás miembros de la familia. En fin, medidas que permitirían la no “ruptura del pacto del cuidado” cubriendo necesidades humanas que van más allá de lo puramente clínico.
Comité de Ética Asistencial del Hospital Universitario Donostia