Medikuen Ahotsa

El cambio de nombre de BIODONOSTIA

Tribuna Abierta

El cambio de nombre del Instituto Biodonostia a BioGipuzkoa es una decisión tomada hace más de un año por el equipo que dirige la Sanidad Vasca, y que se ha ido posponiendo por diversas y conocidas razones, hasta formalizarse en una presentación en los tres Institutos realizada el 6 de Junio de 2023. Se da la paradoja de que en el lejano 2007, el primer nombre que se propuso para el Instituto por los primeros gestores del Instituto apoyados por la Diputación, fue el de BioGipuzkoa, y fue el Departamento de Sanidad el que eligió el nombre de Biodonostia.

Las razones aducidas por el actual equipo gestor del Departamento han sido tan escasas como peregrinas. Básicamente repiten el mantra de que ésto se hace por la necesidad de una mayor coordinación de la investigación biomédica en Euskadi, como si esto dependiese del nombre, cuando cualquiera que conozca los usos y costumbres de la investigación biomédica, sabe que depende primero de talantes y segundo de los mimbres y estímulos que reciba dicha coordinación. En todo caso la coordinación siempre deberá está supeditada a los objetivos de excelencia, porque faltando esto, la coordinación se trata de un objetivo vacuo o simplemente es una tapadera para controlar a distancia la gestión. Alegar que este nombre no representa bien a los investigadores de otras comarcas de Guipúzcoa es una pobre excusa que resulta casi cómica y en todo caso, sus preocupaciones podrían haberse resuelto preguntando opinión a los investigadores de las otras OSIs guipuzcoanas. Más les hubiese valido preocuparse de si nuestros médicos pueden hacer investigación en condiciones en nuestros comarcales.

Pero si las razones aducidas por los promotores del cambio son endebles, imponerlo contra el criterio explícito del Consejo Científico Asesor Externo del Instituto, para comenzar a producir bajo un nuevo pabellón, es en muchos aspectos, empezar de cero lo que significa una pérdida del valor reputacional alcanzado con mucho esfuerzo, volver a recorrer caminos ya trillados y superados, y todo ello por una decisión que no reporta ningún beneficio objetivo.

Afortunadamente, la población guipuzcoana es bastante más perspicaz y sabe leer entre líneas y percibir cuando una decisión aparentemente intrascendente como ésta, es perjudicial para el territorio y obedece seguramente a las habituales obsesiones territoriales no relacionadas precisamente con la excelencia. Y es que a veces, las comparaciones no es que sean odiosas, es que son elocuentes y lejos de convertirse en estímulo y modelo, en herramienta para el cambio o para importar/copiar prácticas virtuosas, se convierten por decisión política en objeto de controversia y en el fondo, por un problema de envidia mal enfocada.

Los investigadores de Biodonostia seguirán trabajando con la ilusión de siempre y tratando de hacer grande la Institución en favor de los guipuzcoanos, con éste o con otro nombre, esperando que quienes han tomado esta arbitraria decisión, que técnicamente no dudamos en calificar de estúpida por inútil, sea revertida por futuros equipos gestores con un mayor conocimiento de la gestión de la investigación y sobre todo con otro talante.

Adolfo López de Munain, neurólogo