Enrique se siente abandonado
Comité de Ética AsistencialEstos meses estoy realizando tareas de refuerzo en este centro de Atención Primaria. No conozco a los pacientes, así que en el escaso tiempo del que dispongo intento repasar lo mejor que puedo sus historias. A media mañana tiene cita uno de ellos. Veo que Enrique, que así se llama, tiene 79 años y patología diversa. El paciente tiene una cardiopatía severa, es EPOC desde hace años y presenta importantes problemas en la cadera derecha que le impide caminar sin apoyo y que le han provocado varias caídas accidentales.
Para mejorar su cardiopatía, derivada de una estenosis severa de válvula aórtica, hace unos meses le propusieron realizar un recambio valvular con válvula mecánica. La intervención mejoraría su capacidad funcional para realizar esfuerzos y hacer una vida “normal”, aunque tendría que seguir tomando Sintrom toda su vida.
En la historia figura que se explicó al paciente los pormenores de la intervención: que la operación tendría una duración de unas 5 horas, la recuperación llevaría aproximadamente un mes, y que durante dos o tres días precisaría de un drenaje. En la explicación de los posibles riesgos figura la formación de coágulos con posible taponamiento cardíaco, sangrado, arritmias, accidente cardiovascular, infección o insuficiencia de la válvula de reemplazo.
Leo también que Enrique rechazó someterse a esa intervención. Y que está definido en su historia como paciente POCO COLABORADOR.
Este último apunte me pone sobreaviso respecto al paciente que va a pasar en unos minutos. En la consulta entra un hombre que se muestra preocupado porque habitualmente tiene cita médica cada 6 meses para seguimiento de su cardiopatía, pero ya ha pasado ese período desde la anterior y ni siquiera le han citado. Relata que percibe esa desatención desde que se negó a someterse a una intervención de recambio valvular, y que siente que los médicos le han abandonado. Vuelvo a su historia, y veo que a Enrique se le estaba aplicando un protocolo de tratamiento y control de su cardiopatía, del que ha podido quedar fuera debido a su negativa a operarse.
Preguntado por las causas de su rechazo, cuando la intervención mejoraría su calidad de vida, me responde que ya no sale de casa, que necesita un andador para desplazarse…y que en esa situación él valora que no merece la pena asumir los riesgos de esa intervención.
¿Qué debo hacer, intentar convencerle de que acepte la intervención para poder seguir aplicando el protocolo y por lo tanto más control de su cardiopatía? ¿Decirle que su rechazo a la intervención es su derecho y hay que respetarlo, pero que al quedar fuera del protocolo establecido una de las consecuencias puede ser que los controles no sean tan exhaustivos?
Si le insto a que se someta a la intervención porque yo considero que es su mejor opción a pesar de su negativa estaré cuestionando su decisión, pero si simplemente la respeto, sin hacer nada más por mi paciente, seré yo quien le esté abandonando.
Decido que lo primero es asegurarme de que ha tomado la decisión con toda la información que él necesita y que no le queden dudas, si las tiene, sin plantear: en qué consistiría la intervención, recuperación, objetivo, expectativas de mejora y riesgos en su caso. Todo lo que le puede preocupar. Una vez comprobado, debemos respetar su decisión, que está basada en un principio ético fundamental como es la autonomía.
Creo también que es importante que no se sienta abandonado. Quizá pueda establecer un plan conjunto con su especialista para entre los dos fijar unas pautas de control y que el paciente sea visto por un médico con más o menos la misma periodicidad que antes. Ese sentimiento de abandono puede conllevar una pérdida de confianza no sólo en sus médicos, sino en toda la clase médica y puede afectar a su futura relación asistencial.
Comité de Ética Asistencial de OSI Donostialdea