No podía quedarme en la vida sin intentar ser médico
EntrevistasHace pocos días María Luisa recorrió como tantos compañeros los pasillos del Colegio de Médicos para colegiarse por primera vez. Como todos, ella también cumplía su sueño: ser médica. Pero en su caso lo hacía con 56 años. Hemos querido conocer más de ella y hemos descubierto ella todo un ejemplo de tesón, trabajo y pasión.
- ¿Cómo llega una mujer como tú a un sitio como éste?
Mi historia empieza desde la niñez. Siempre he querido ser médico, desde bien pequeña, pero tuve un proyecto de vida diferente: fui mamá joven, dejé de estudiar y le dediqué parte de mi vida a ese proyecto, a formar una familia.
Siempre soñé con ser médico. No dejaba de imaginarme en consulta, viendo pacientes, tratándoles… Estaba dentro de mí. Solía comentar en alto que cuando llegara a los 45 retomaría los estudios. Uno de mis hijos tiene Síndrome de Sotos, una enfermedad rara, lo que me hacía estar en contacto permanente con la medicina.
Un buen día, una amiga que tengo en la universidad, me llamó y me dijo: “Oye, ¿sabes que se abre el plazo de inscripción para el acceso a la universidad? ¿Me das permiso para matricularte?” Y yo le contesté, sin pensar demasiado: “Sí claro”.
Un día antes del examen, mi amiga me llama y me dice: “Mañana es el examen, ¿vienes?”. Y yo: “vale”. Y allí me presenté, sin estudiar, sin saber casi ni a dónde iba. Y pum, apruebo.
Hubo una segunda parte en la que me entrevistó el psicólogo de la universidad. Yo pensé que me diría “pero vamos a ver ¿tú dónde vas?” Lejos de eso, me dio una serie de consejos para desenvolverme en la facultad de medicina. “¿Nadie iba a parar esta locura?”, pensaba yo.
Y nadie lo hizo. Me dieron plaza. Imagínate mi ignorancia, que ni sabía que Medicina se estudiaba en Bilbao (¡yo vivo en Getaria!). Menos mal, que el primer año tuve bus directo a Leioa (luego lo quitaron).
- ¿Y qué tal fue?
Han sido años muy duros. Aún recuerdo cuando aprobé química, a la cuarta… pocas veces me ha atacado a mí la ansiedad como aquel día. Me tuve que sentar en el suelo, igual que cuando aprobé todas las anatomías.
Lo importante es, que durante este tiempo, me he sentido muy arropada. Mis compañeros me han ayudado muchísimo y me he sentido muy muy querida. Cuando he flaqueado ellos estaban allí para apoyarme.
- Durante la carrera, ¿has pensado en alguna ocasión en abandonar?
Bueno, sí, tuve una crisis en el tercer año…. Fue un año duro/difícil, murió mi madre, el contexto familiar que tenía era complicado, tenía que ir a Bilbao todos los días cogiendo primero un bus a Zarautz, de ahí a Bilbao y de Bilbao a Leioa. Era un calvario.
No pude más y me dije “regreso a Donosti y me cambio a enfermería”. Por curioso que parezca no encontré ninguna facilidad, no me convalidaban nada. Toqué puertas, hablé con amigos que tenía… y nada. Que no y que no. ¡Así que no pude marcharme!
- ¿Cómo has compaginado tu vida y los estudios?
La verdad es que malamente. He intentado seguir siendo mamá (tengo 3 hijos), también ser abuela a ratitos (tengo 2 nietos) y sacar tiempo para ser esposa, aunque esto último seguramente lo haya hecho malamente.
Sentía que no podía quedarme sin intentarlo, saldría mejor o peor, pero al menos debía intentarlo. No soy una persona que se queda sin intentarlo, quien me conoce lo sabe, me angustia mucho la idea esa de “y si hubiera….”. No, yo no puedo quedarme con esa sensación.
- ¿Qué sientes ahora que vas a ejercer?
Primero estoy en el proceso de creérmelo. Me tome un tiempo para intentar reposar todo lo vivido, que ha sido mucho. Es cierto que en mi vida he sufrido muchas veces esta transformación y ésta es otra metamorfosis más, porque no sólo cambia mi contexto laboral, mi rango de profesión, sino que también es un proceso mucho más interno, ¿no? De enfrentar, de creértelo, de intentar crecérmelo un poquito.
Estoy bien, estoy contenta y tengo muchas ganas de empezar, porque es que me he visto tantas veces ahí, que es como si fuera mi hábitat natural, la consulta, los pacientes… Y además hay algo que tengo a favor: ¡mis canas van a dar confianza al paciente!
Con 56 años Maria Luisa es residente de medicina de familia