Cruz Roja 150 años: Del socorro a la intervención social
ReportajesOrain bete berri dituen 150 urteetan, Gurutze Gorria gerra desberdinetako batailatan zauritutako soldaduak zaintzetik, haur zein helduen behar basikoenak asetzera pasatu da. Jean Henry Dunant genevarraren printzipioetan oinarrituta 1864 urtean jaio zen Espainiako Gurutze Gorria. Gipuzkoako erakundea, berriz, 1870ean iritsi zen José Ramón de Sagastume doktorearen eskutik. Goraipatzekoak dira 3. Gerra Karlistan eta Gerra Zibilean jokatutako paperak.
Fueron las guerras las que motivaron la aparición, hace 150 años, de la Cruz Roja. Las atrocidades de las cruentas batallas de los conflictos europeos de finales del XIX hacían necesario encauzar ese sentimiento “humano y altruista” de ayuda al que sufre y padece. Así lo creyó el ginebrino Jean Henry Dunant en 1859, cuando en pleno viaje de negocios para encontrarse con Napoleón III se dio de bruces con uno de los ejemplos más crudos de la crueldad humana. Al pasar por Solferino, localidad italiana donde se estaba produciendo una encarnizada batalla entre austriacos, franceses y piamonteses que provocó cientos de muer tos, decidió movilizar a un grupo de personas civiles de un pueblo cercano, Castiglione, que atendieron y recogieron a heridos sin más motivación que el sentimiento humanitario del hombre por el hombre. Lo hicieron al grito de “tutti fratelli” (“todos hermanos”).
Las ideas de Dunant fueron el origen de la organización que cuatro años después, en 1863, se creó como Comité Internacional, y que en 1906 adoptaría oficialmente el emblema característico de la cruz roja como homenaje a la bandera de Suiza. El objetivo no era otro que crear una “organización no militar, humanitaria y neutral, dedicada a recoger y salvar al mayor número posible de soldados heridos, fuera cual fuera su ejército”. Son palabras de Enrique Samaniego, presidente de Cruz Roja Gipuzkoa, que el pasado mes de octubre recibió a Medikuen Ahotsa en la sede que la organización mantiene en el Paseo de Ategorrieta de San Sebastián, con motivo del reportaje por el 150 aniversario del nacimiento del movimiento en el conjunto del Estado.
Como él mismo explica, no fue hasta el 6 de julio de 1864 cuando se creó Cruz Roja Española. Un día antes —y con la intención de que el nacimiento no se viera ensombrecido por la víspera de la festividad de San Fermín— había surgido en Navarra la primera organización regional de Cruz Roja en el país. Estuvo presidida por Nicasio Landa y uno de los vocales fue el Doctor José Ramón de Sagastume Larreta. Él, médico tolosarra que había sido practicante en Cirugía durante la Primera Guerra Carlista, fundó en 1870 lo que hoy es Cruz Roja Gipuzkoa, que como todas las comisiones nacionales e internacionales se basa en los principios fundamentales aprobados en 1965 en la Conferencia Internacional de la Cruz Roja celebrada en Viena: Humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y universalidad.
“El nuestro es un movimiento no confesional que trata de paliar desinteresadamente los sufrimientos humanos, auxiliando de manera neutral e imparcial. Además procura promover las relaciones humanas en base a los principios de comprensión, diálogo, respeto y solidaridad”, insiste Samaniego. Esa es la evolución que ha registrado Cruz Roja. Desde sus orígenes como una organización destinada exclusivamente al socorro de los soldados en el campo de batalla, con el tiempo se ha dirigido también a la atención de “los vulnerables, los desprotegidos y los marginados” de las distintas sociedades. En estos 150 años ha cumplido su labor acompañada siempre de su característico emblema de la cruz, pero también con el de la Media Luna Roja o el Cristal Rojo. Ambos distintivos alternativos pero igualmente oficiales nacieron con la intención de evitar cualquier identificación de la organización aconfesional con el cristianismo.
De la Guerra Carlista a la Guerra Civil
En Gipuzkoa la fundación de Cruz Roja tuvo que ver con la guerra franco-prusiana. De hecho, una de sus primeras labores fue la recogida de ayudas —se recaudaron unos 13.000 reales— para repartir entre las víctimas de esta contienda. Pero cuando realmente comenzó a percibirse la actividad del movimiento fue durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Según Samaniego, en esta época está el origen de los cuartos de socorro, donde se atendía a los heridos por médicos que ejercían su labor de manera voluntaria.
Llegó a haber un buen número de hospitales en la provincia gestionados por la organización. En contraposición a Cruz Roja los carlistas, que desconfiaban de su carácter aconfesional, crearon en su territorio La Caridad, otra entidad de marcada tendencia católica —a la que se llegó a llamar Cruz Roja Católica—, que nada tenía que ver con el carácter universal y neutral del movimiento presidido por el Doctor Sagastume.
Una vez finalizada la guerra Cruz Roja Española vio prácticamente extinguida su actividad con el cierre de la mayoría de los centros y comisiones que había habilitado en todo el territorio. Así fue durante 18 años, hasta que la reina María Cristina quiso resucitar a Cruz Roja para que atendiera a los heridos de la guerra de Marruecos. Se crearon, entonces, hospitales en Ceuta y en Melilla.
Importante fue también el papel que jugó el movimiento durante la Guerra Civil, si bien se incumplió flagrantemente el principio de imparcialidad que rige a la institución. Hubo dos Cruz Roja como dos bandos hubo en la contienda. “La Cruz Roja franquista no hizo nada por los republicanos”, lamenta Samaniego, que apunta a que Cruz Roja Internacional “no estaba preparada para las guerras civiles, y por eso aceptó la existencia de las dos identidades”. Una vez finalizada la contienda y con la llegada de Franco “los nacionales se apropiaron de la Cruz Roja. Todo quedó en manos de la dictadura, por lo que se perdió ese principio de independencia”, añade el hoy presidente del movimiento en Gipuzkoa.
Desde entonces se ejercen otras muchas actividades ajenas a las guerras que motivaron su nacimiento. En Gipuzkoa, por ejemplo, Cruz Roja fue la impulsora de la primera organización de Salvamento Marítimo de todo el país. Ayudaba en catástrofes civiles y mantenía, asimismo, la captación de fondos a través de los medios habituales e incluso a través de tómbolas y otros procedimientos más modernos. En su día, San Sebastián llegó a tener tres hospitales de Cruz Roja, si bien hoy en día tan sólo pervive el de la calle Matía, que se ha convertido en un hospital sociosanitario.
Esa evolución en la orientación de su actividad en todo el mundo ha permitido que hoy en día Cruz Roja Gipuzkoa se centre en esa labor asistencial. “Estamos en constante evolución porque vamos dejando áreas que asumen las administraciones pero creamos otras”, recuerda Samaniego. Él insiste en que Cruz Roja es una organización “humanitaria” —no una ONG— que “se adelanta” a las administraciones en atender las necesidades de la población.
En la actualidad existe un área de atención social dedicado a satisfacer las necesidades más básicas de discapacitados, niños, inmigrantes, refugiados, mujeres o población reclusa. Como ejemplo, el presidente de Cruz Roja Gipuzkoa cita el trabajo que realizan los voluntarios del grupo de apoyo escolar que, cada tarde, dan de merendar a decenas de niños. O el de los que en la sede de Intxaurrondo dan de desayunar a los ‘sin techo’ de Donostia. En proyecto tienen, además, un plan para dar cursos de formación a familiares que tienen a su cargo a personas discapacitadas. Todo lo hacen gracias a la ayuda de esos voluntarios, que en muchos casos son, también, médicos.