DOA recibe el premio Tierno Galván a la Solidaridad y los Valores Humanos
COOPERACION INTERNACIONALEl pasado 24 de septiembre la asociación donostiarra Denok Osasunaren Alde (DOA) recibía el vigésimo premio Tierno Galván a la Solidaridad y los Valores Humanos. Recientemente la Fundación del Colegio de Médicos de Gipuzkoa otorgaba por segundo año las ayudas para la cooperación y el desarrollo y que, entre otros proyectos, ha concedido al proyecto presentado por DOA. Su presidente, Juanjo Martínez, nos ha recibido para hablar sobre el premio y sobre el proyecto que llevan a cabo en Guatemala y Bolivia.
"Denok Osasunaren Alde" elkarteak duela batzuk Bolivia eta Guatemala herrietan lan egiten du. Bere proiektua bi sailetan banatzen da: heziketa eta sanitarioa. Lehenarekin eratzea da objektiboa, bertako profesionalak lana burutzea. Bigarrenarekin, mediku espezializatutako bidalketarekin lan egiten da. Duela gutxi Tierno Galván a la Solidaridad y los Valores Humanos saria jaso zuten eta laster Guatemalara bueltatzen dira, bertako lanarekin jarraitzeko asmoarekin.
Primero de todo, enhorabuena por el reciente galardón que os han entregado en Salamanca. ¿Cómo habéis recibido este premio, teniendo en cuenta que había 47 candidaturas de toda España?
Muchas gracias. A finales de agosto la Asociación Cultural Tierno Galván nos escribió un correo comunicándonos que nos habían nominado para el Premio. Esto nos sorprendió mucho porque no tenemos ningún voluntario ni ninguna presencia en Salamanca, había sido cosa de sus socios que habían indagado sobre nuestro trabajo y les había parecido merecedor de su Premio. Posteriormente vimos que, efectivamente, había 47 organizaciones nominadas, que eran de toda España, y nos pareció muy difícil que fuéramos nosotros los elegidos entre tanta asociación. Sin embargo, el día 16 de septiembre recibimos una llamada de la presidenta comunicándonos que éramos los galardonados de este año. Esto nos llenó de alegría y nos ha estimulado mucho a seguir trabajando en la misma línea.
El pasado día 24 fue la ceremonia de entrega, ¿cómo fue el acto de entrega del premio?
Fue un acto sencillo pero muy emotivo, en el que conocimos más y mejor a la Asociación, y sobre todo a sus componentes, con los que se ha establecido un lazo de amistad que esperamos perdure y nos permita hacer cosas juntos. Además, en la entrega nos enteramos que la adjudicación del premio había sido por unanimidad del jurado, lo que todavía nos hizo valorar más el premio.
El jurado destacó que vuestra actividad se centra en desplazar voluntarios que componen los grupos de quirófano de diferentes especialidades. ¿Cómo describirías vuestro proyecto?
DOA tiene dos secciones en las que trabaja. La más pequeña en voluntarios y menos conocida, pero no por ello es menos importante, es la sección de Educación. En ella trabajamos en dos ramas, educación especial y formación profesional. En formación profesional trabajamos con profesores del Colegio Don Bosco de Rentería. Han hecho tres colegios en la rama de Mecánica Automotriz, equipándolos completamente y formando a los profesores. En Educación Especial hemos trabajado formando profesorado y atendiendo y posibilitando la existencia de un Colegio Especial en Trinidad, en el Beni, Bolivia. Y ahora estamos trabajando en la integración de los discapacitados en los colegios normales.
En la sección Sanitaria trabajamos en la formación del personal sanitario local y en la atención médica especializada a los más desfavorecidos. Y lo hacemos mediante el envío de personal sanitario, formando equipos quirúrgicos de diversas especialidades, pero también enviando médicos de especialidades no quirúrgicas con los mismos objetivos de formación del personal sanitario local y la atención a la población más desfavorecida. En Bolivia también nos hemos centrado en trabajar en la prevención de los cánceres en la mujer, por una parte mediante campañas de PAP y por otra a través de una campaña más ambiciosa de prevención integral del cáncer femenino. Dentro de esta sección también tenemos un proyecto de odontología en Guatemala. Este proyecto fue el segundo que se inició en nuestra ONGD y está muy consolidado ya. Un grupo de odontólogas trabaja en una zona de las más deprimidas de Guatemala, donde además del trabajo que realizan ellas en sus viajes, han conseguido la implicación de una compañera local con la que cubren la atención de esa zona prácticamente todo el año.
Vuestros proyectos se centran principalmente en Bolivia y Guatemala. ¿Cómo se organiza un equipo de DOA una vez que se traslada a estos países?
Me gustaría destacar que en todos nuestros proyectos, las personas que los forman hacen un trabajo muy importante y que dura prácticamente todo el año, preparando el material necesario para el país de destino. Todo lo necesario para operar a tantos pacientes cuesta muchísimo dinero, dinero que nuestra ONGD no tiene. Si podemos atender a tantos enfermos en cada uno de nuestros proyectos, es gracias a ese trabajo silencioso y continuo que durante todo el año hacen nuestros voluntarios cada día en los centros donde trabajan, reciclando y recogiendo muchísimo material que se va utilizando o desechando, limpiándolo, preparándolo y empaquetándolo para llevarlo con ellos. Además de los materiales y medicamentos que compramos y llevamos, que también hay que encargarse de comprarlo, empaquetarlo y prepararlo.
El primer problema es “desaduanizar” todo lo que llevamos. Las aduanas son muy estrictas con lo que llevamos, hay unos trámites aduaneros que empiezan ya desde aquí como un mes antes de enviar a cada grupo. Hay que llevar todo bien legal, las fechas de caducidad de los medicamentos sobre todo deben ser amplias y nada debe estar caducado, ni siquiera con unos días. Tras pasar todos los trámites nos desplazamos a nuestro destino. En Bolivia estos desplazamientos son más largos y primero siempre es en avión y después por tierra unos horas. En Guatemala, que es un país más pequeño en extensión, siempre son por carretera.
Lo primero que hacemos es una presentación del grupo a la dirección y el personal local. Después la parte de enfermería prepara los quirófanos o las instalaciones donde vamos a trabajar y distribuye en ellos todo el material que hemos llevado. La parte médica pasa consulta evaluando a los pacientes captados para nuestras jornadas médico-quirúrgicas, y los va distribuyendo en los diferentes días de trabajo que vamos a realzar. Ese mismo día o, más habitualmente, al día siguiente se empiezan las jornadas quirúrgicas. Son jornadas de 11-12 horas de trabajo diario, aunque a veces son más largas. Tras terminar las cirugías y pasar a planta a los últimos operados, nos volvemos a descansar.
Teniendo en cuenta que los diferentes voluntarios proceden de diferentes centros de toda España, ¿cómo realizáis la selección de los voluntarios que acuden a las diferentes misiones?
Nunca hemos hecho selección de los voluntarios. Los grupos se forman por amistad entre los voluntarios. Unos van contactando con otros y se conforman los diferentes equipos. Los equipos se repiten bastante de un año para otro, y cuando hay que sustituir a alguno o falta algún elemento, sobre todo anestesistas, que es la especialidad que más nos cuesta conseguir, nos ponemos en contacto unos grupos con otros a través de la secretaría de la ONGD, y se busca la persona que hace falta. En alguna ocasión que no hemos conseguido un anestesista por ejemplo, lo hemos contratado en destino, pero no suele ser lo habitual.
Uno de vuestros objetivos prioritarios es la formación e intercambio de experiencias. ¿Cómo realizáis la formación con los profesionales locales?
La realizamos de diferentes maneras. La primera es invitando a los compañeros locales a trabajar juntos en nuestras jornadas. Esto es muy importante para nosotros no solo para la formación del personal local, sino también para el intercambio de experiencias entre nuestras experiencias y las suyas. También trabajamos a través de las Universidades y hospitales de allí, ofreciéndoles la posibilidad de que sus estudiantes o residentes hagan practicas con nuestros grupos. Damos charlas y organizamos cursos e incluso algún congreso, para el personal sanitario local.
¿En qué consisten las becas de especialidades médicas?
Son unas becas destinadas a médicos de escasos recursos, que han conseguido estudiar la carrera pero que nunca podrían acceder a una especialidad al no tener las posibilidades económicas para ello. Hemos conseguido mediante un convenio con el Ministerio de Salud boliviano y varios hospitales de Santa Cruz de la Sierra y Trinidad, plazas para hacer la formación en diferentes especialidades, cirugía, anestesia, ginecología y pediatría. Ellos les dan la formación médica y nosotros una aportación económica para que puedan mantenerse en esas ciudades mientras hacen la residencia médica
Dentro de vuestro proyecto realizáis especial atención a la mujer y este año especialmente a la mujer indígena. ¿Cómo realizáis dicha promoción?
Como comentaba antes tenemos dos proyectos en Bolivia en los que trabajamos en la prevención del cáncer en la mujer. Desde hace 7 años durante el mes de marzo hacemos una campaña de Papanicolau para mujeres de escasos recursos del Departamento del Beni. Y desde hace 4 años, en el mes de octubre, hacemos la Campaña Integral de la Mujer en el Hospital Materno-Infantil de Trinidad, en el Beni también. En esta campaña además del Papanicolau, se les hace una exploración ginecológica completa, mamografías, ecografías ginecológicas, de mama si fuera necesario, y se biopsian las lesiones o imágenes sospechosas. Los casos positivos de esta campaña los trata el equipo de ginecología que viaja allí en el mes de noviembre.
Otro de vuestros puntos a trabajar es el equipamiento de los hospitales con los que colaboráis. ¿En qué consisten estas mejoras?
Bueno más que en el equipamiento en lo que trabajamos es en la reparación y recuperación de equipos médicos que no funcionan. Alguna dotación de equipos médicos hemos hecho, pero siempre por donación de un equipo que se retiraba de algún hospital de aquí y o hemos llevado a Bolivia. También hemos llevado unos pelvitrainer nuevos para la formación en cirugía laparoscópica que pudimos adquirir gracias a nuestro Colegio de Médicos. Pero nuestro fuerte en este campo es, como decía antes, la reparación y recuperación de equipos médicos que no funcionan. El mantenimiento de los equipos médicos es muy escaso en estos países. A veces se trata de equipos muy caros, de rayos por ejemplo, que lo que le falla es una simple resistencia que cuesta unos pocos euros. Pero nadie lo sabe porque no han llamado a un técnico para saberlo, porque no tienen los recursos económicos para ello, puesto que solo el desplazamiento es desde lejos, en avión, y cuesta bastante. Cuando hace unos años nos dimos cuenta de esto, empezamos a incluir en nuestros equipos la figura del técnico de electro-medicina. Y fue un gran acierto porque han puesto en marcha montones de equipos y porque nos garantizan a nosotros poder desarrollar nuestro trabajo con la seguridad de que si algo se estropea, ellos nos lo reparan, y no tenemos que dejar de operar.
El próximo 13 de octubre os marcháis a Guatemala. ¿Qué objetivos os habéis marcado para este viaje?
La formación del personal sanitario local, el intercambio de experiencias con el personal local e intervenir a unos 150 pacientes. Además, yo personalmente tengo el encargo de hacer algunas gestiones con el Colegio de Médicos de allí, por un tema de justificación de títulos y colegiación que tenemos que hacer cada vez que vamos allí, y otros de logística y de relaciones con los miembros de la Fundación que es nuestra contraparte allí.
¿Cuáles dirías que son las necesidades más fundamentales a cubrir?
Desde el punto de vista médico, sin ninguna duda, la atención sanitaria a la población. Tanto en Guatemala como en Bolivia hay hospitales y médicos especialistas en ellos, pero además de la propia picaresca de los sanitarios que pueden querer cobrar su trabajo aunque ya están remunerados por el gobierno, el paciente que necesite la atención en uno de estos hospitales, tiene que pagarse todo lo necesario para su tratamiento o cirugía. El hospital no tiene los medios para hacerlo. Desde los calmantes o antibióticos hasta los hilos de sutura para la intervención o los tornillos o placas para una fractura. Entenderán los lectores que en estos países donde el índice de pobreza supera el 80%, es difícil que los más desfavorecidos se lo puedan pagar.
Desde DOA, ¿cómo veis a corto medio plazo vuestra estancia en Guatemala y Bolivia? ¿Contáis con algún proyecto de cara al futuro en algún otro país?
De momento, y después de superar recientemente unos serios problemas con el Ministerio de Salud boliviano, creemos que nuestra presencia en estos dos países va a continuar años todavía. Incluso nuestra ilusión es volver a aumentar el número de equipos y voluntarios desplazados. Recuperar, e incluso superar, las cifras de 17 equipos y 152 voluntarios expatriados a los que llegamos en los años previos a la crisis económica. Por eso, de momento, no nos planteamos la apertura de proyectos en otros países. Abrirnos a otros países lo pensamos el año pasado cuando veíamos que se nos cerraban las puertas en Bolivia, pero, afortunadamente, y gracias a la constancia y perseverancia de nuestro coordinador Roberto García, ese asunto se acaba de resolver y vamos a seguir trabajando allí.
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