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Riesgos psicológicos en la atención por Covid-19: hablamos con los responsables del programa de Apoyo Psicológico

ESPECIAL COVID-19
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El Colegio de Médicos de Gipuzkoa puso en marcha, hace unas semanas, el Programa de Apoyo Psicológico en la Crisis del Coronavirus (PAPCC). En la siguiente entrevista profundizamos con el equipo responsable de dicho programa, los profesionales del Centro de Psiquiatría y Psicología Clínica Getaria 20, los riesgos a los que se enfrenta el colectivo médico en el plano emocional y los signos a los que deberían poner especial atención, así como herramientas con las que gestionar la carga mental y física creada por esta crisis sanitaria. 

Hace ya casi dos meses desde el primer positivo en la CAV. Las situaciones cambian cada semana, si no a diario. ¿Cómo pueden estar los ánimos de los/as médicos/as después de todas estas semanas, y con un futuro totalmente incierto?

Sometidos a una gran tensión y sobrecarga de trabajo con el añadido de estar enfrentándose diariamente a lo desconocido de esta situación adversa; teniendo que combatir y enfrentarse en el día a día a un virus y a su propagación con  dimensiones  de morbilidad y mortalidad  desconocidas hasta ahora; y teniendo que sobreponerse cada día y aprender y adaptarse a nuevas y continuas circunstancias cambiantes. Además, están aprendiendo de la propia experiencia de cada día y del aprendizaje vicario poniendo la mirada en los que han vivido esto poco antes que nuestra sociedad para poder ir afrontando el reto de tratar nuevos pacientes y atender mayor número de personas infectadas, y siempre con el dolor de ser vulnerables a la muerte. Y todo ello, sin saber muy bien contra qué se lucha. Por tanto, con fatiga e incertidumbre.

 

¿Cuáles son los principales riesgos psicológicos a los que se enfrentan los médicos en este contexto?

Efectos y sintomatología de estrés con respuestas emocionales de miedo, ansiedad, incertidumbre.

Burnout- agotamiento: Sentimientos de estar sobrepasado, exhausto/a, sentirse inútil, con ideas de incapacidad para hacer frente a la situación, también apatía, indiferencia, irritabilidad, con molestias o dolores somáticos. El riesgo aumenta con tiempo de exposición y jornadas de trabajo intensas.

Humanización: En los momentos de crisis, aparece el trato humano, tanto en la población general como en ámbito sanitario. Y éste, especialmente en situaciones como la actual, donde el aislamiento social viene impuesto por la pandemia, facilita el duelo y previene los duelos complicados por sensibilidad y acciones de empatía en situaciones de terminalidad y aislamiento. Y favorece el bienestar del paciente permitiendo cierta cercanía de los suyos y/o la disponibilidad de objeto de apego.

Estrés traumático secundario: Resultado de exposiciones a situaciones traumáticas sufridas directamente por otros. Es  una experiencia de vida en situaciones adversas. Incluye intenso grado de ansiedad, estado de alerta persistente, temores excesivos o inapropiados (fobias), conductas de evitación, pesadillas recurrentes, desapego, etc.

 

A la situación excepcional de afrontar una pandemia, se le ha unido una manifiesta falta de recursos y medios de seguridad y de protección. ¿En qué medida complica esto la gestión emocional?

A todos los riesgos anteriores hay que sumarle, por un lado, la incertidumbre, la inquietud, la inseguridad por falta de conocimiento del COVID-19, sin experiencia previa. Y por otro, la falta de recursos y/o infraestructuras político/estratégicas de apoyo a los y las profesionales sanitarias que se han visto solos y abocados a enfrentarse en primera línea. Habrá que conocer su sentir, pero es esperable que surjan sentimientos de frustración y rabia por esa falta de apoyos y abandono; y especialmente, ante la falta de material y  equipos de protección, falta de  investigación/conocimiento  y falta de apoyo logístico para poder atender a pacientes infectados y poder recuperarlos, sin enfermar y sin transmitir y propagar contagio. Probablemente les acompañe un sentimiento de falta de recursos de adaptación a una circunstancia inmediata y adversa sin previsión, ni personal ni social, en la que nos hemos visto inmersos todos. Por otro lado, es verdad que sienten un gran apoyo social con aplausos diarios por la labor de los sanitarios pero, en ocasiones, elevando la calidad de médicos y resto de personal sanitario a calificativos de héroes, lo cual resta, a nuestro parecer, el mérito del esfuerzo diario de seres humanos sin superpoderes, sino con un gran potencial humano.

"Es verdad que sienten un gran apoyo social con aplausos diarios por la labor de los sanitarios pero, en ocasiones, elevando la calidad de médicos y resto de personal sanitario a calificativos de héroes, lo cual resta, a nuestro parecer, el mérito del esfuerzo diario de seres humanos sin superpoderes, sino con un gran potencial humano".

Muchos temen llevarse el virus a casa y perjudicar a sus seres queridos, e incluso han cogido las maletas y se han ido de casa precisamente para no exponer a sus familiares. Otra dificultad añadida…

Por supuesto que lo es. Además de largas y tediosas jornadas de trabajo con carga física y emocional mantenida. Se le suma, la desvinculación del/ la profesional-ser humano de su entorno directo familiar y social, generando así, mayor vulnerabilidad emocional, mayor sensación de desapego, sin red de apoyo y rompiendo el control de la realidad por cambios en la rutina y ruptura de la vida cotidiana y de la afectiva.

 

Dentro de todo el espectro de profesionales médicos que están tratando pacientes afectados por Covid-19 hay ciertos sectores que quizá lo estén viviendo de un modo más directo (urgencias, intensivistas, infecciosas..). ¿Qué herramientas pueden utilizar para hacer frente a la carga emocional que todo ello implica?

Es importante mantener el descanso cuidando de sus necesidades básicas como comer, beber y dormir regularmente. Pausas dentro del trabajo serían recomendables. La comunicación sería otro punto importante tanto a nivel familiar como con sus compañeros de trabajo utilizando la ventilación emocional como una herramienta válida. La distracción es también necesaria realizando actividades que le resulten placenteras como la lectura, cuidado físico, ejercicio... El reconocimiento del impacto emocional analizando las emociones y sensaciones permite al profesional atender sus necesidades sin abandonar el auto cuidado.

 

Atención Primaria está haciendo un trabajo de gran peso en la atención y seguimiento diario a personas con sintomatología o positivos confirmados. ¿En qué modo se ven afectados en el plano emocional? ¿A qué realidades se enfrentan cada día?

Son profesionales que están en primera línea y que se han visto sometidos a un entorno de incertidumbre y estrés importante. Se encuentran ante una situación que es percibida como amenazadora y que no puede ser resuelta, manteniéndose en el tiempo. Esto ha supuesto un gran desgaste emocional que requiere una red de apoyo diaria dentro del propio equipo de atención primaria donde exponer y compartir sus experiencias. Puede llevar al agotamiento sintiéndose sobrepasados por la situación teniendo dificultades para confrontarse a la realidad clínica diaria. Ese riesgo aumentaría con el tiempo de exposición y las jornadas de trabajo intensas.

 

Hay personal sanitario atendiendo Covid-19 que procede de especialidades que en principio nada tienen que ver con tratar infecciones por virus. ¿Qué apoyos deberían buscar para enfrentarse a situaciones poco usuales para ellos?

A nivel individual lo primero que sería necesario es reajustar las expectativas personales en la nueva situación que, en principio, desconocen. Desde ese punto de partida lo “poco” que podamos realizar sí puede suponer de gran ayuda para que otros compañeros puedan tomar decisiones más difíciles. La profesionalidad no solo está ligada a la ejecución satisfactoria sino, sobre todo, a un reconocimiento de los límites propios en cada momento y situación.

"La profesionalidad no solo está ligada a la ejecución satisfactoria sino, sobre todo, a un reconocimiento de los límites propios en cada momento y situación"

¿Qué signos deberían alertar a todos los profesionales para dar el paso a pedir ayuda?

Los signos que nos pueden indicar que hemos llegado a una situación límite son diversos como cambio en nuestro humor, irritabilidad, dificultades de concentración, fallos no usuales, insomnio entre otros. Pero el reconocimiento de dichos signos no son siempre fáciles de identificar en uno mismo, porque la misma situación de estrés impide la observación adecuada de nuestro estado interno. Los primeros signos siempre son detectados con mayor facilidad desde fuera. Por ello, debemos tomar en cuenta la información que nos viene sobre todo de personas cercanas que nos conocen bien y que nos quieren ayudar. Dichos consejos no es habitual que se cojan con agrado porque no es fácil reconocer que necesitamos ayuda. Pero lo que nos devuelven las personas cercanas siempre es un indicio a tomar en cuenta antes de que la situación se agrave.

 

¿Cómo se pueden ayudar entre ellos/as en los momentos de flaqueza o crisis?

Como en toda la población, son esenciales conceptos como solidaridad y empatía. El apoyo mutuo en esta situación de crisis es esencial.

 

Muchas personas siguen saliendo puntuales a aplaudirles cada atardecer. ¿Cómo lo viven los sanitarios? ¿Les sirven de ayuda este tipo de gestos de reconocimiento?

La contestación a esta pregunta debería ser individual, pero, generalizando, el reconocimiento público de la labor que viene desarrollando el colectivo médico en esta crisis es un factor más de refuerzo personal y satisfacción que permite continuar luchando en la ayuda a la sociedad.

Centro psiquiatría y psicología clínica Getaria 20

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