Aplicación terapéutica de las vesículas extracelulares
EntrevistasDonostia recibe a cerca de 120 investigadores internacionales dentro del tercer simposio internacional organizado por el Grupo Español de investigación e Innovación en Vesículas Extracelulares. El simposio se celebraba el pasado 29 y 30 de septiembre y estuvo centrado en la aplicación terapéutica de las vesículas extracelulares y su uso clínico. Por este motivo entrevistamos a Matías Sáenz y David Otaegui, doctores del Hospital Universitario Donostia – Instituto Biodonostia y pertenecientes al comité ejecutivo de GEIVEX.
¿Con qué objetivos nace el Grupo Español de Investigación e Innovación en Vesículas Extracelulares (GEIVEX)?
David Otaegui: El grupo nace cuando investigadores españoles en vesículas extracelulares coinciden en un congreso sobre las vesículas y se dan cuenta que están trabajando en el mismo ámbito, pero desde un punto de vista distinto. En el 2012 deciden juntarse y crear el Grupo Español de Investigación e Innovación en Vesículas Extracelulares. En cuatro años han pasado de ser 5 a 120 científicos. Desde entonces hemos realizado tres reuniones internacionales y varios workshops en los que intentan profundizar en los aspectos técnicos. Tanto Matías como yo nos juntamos al año siguiente de la formación del grupo y ahora formamos parte del comité. Las vesículas extracelulares se pueden aplicar en muchos campos, pero nosotros lo acercamos al campo clínico, donde hacemos investigación traslacional y desde donde trabajamos para averiguar qué es lo que aporta al paciente.
El estudio de las vesículas extracelulares ha supuesto una revolución médica, llegando a celebrarse congresos sobre ello, ¿por qué ha generado tanto interés científico y clínico?
Matías Sáenz: Hay dos campos importantes que se descubrieron con las vesículas y que supuso una revolución. Por un lado, la facilidad de acceso de las vesículas a través de cualquier líquido, como por ejemplo la sangre (el más fácil), la orina, el líquido cefalorraquídeo (más complicado), las lágrimas, la saliva, etc., en definitiva, la facilidad de tener una muestra de cualquier líquido y extraer las vesículas. Esto nos permite tener un biomarcador del estado de la patología que estemos estudiando, en nuestro caso, estamos centrados en los estudios en esclerosis múltiple. Estuvimos haciendo estudios sobre las vesículas circulando por la sangre, comparándolas también con el líquido cefalorraquídeo, en pacientes en distintos estados de la esclerosis múltiple. Con esas vesículas intentamos ver en qué estado está el paciente. Por otro lado, se sabe que estas vesículas regulan el sistema inmune, entre otras cosas, y esas regulaciones pueden utilizarse con un objetivo terapéutico. Nosotros podemos intentar eliminar algún tipo de estas vesículas y de esa manera mejorar el desequilibrio del sistema inmune.
D.O.: Lo más llamativo es que es un biomarcador y supone un cambio de paradigma en la gente que estudió, hace 10-15 años en los libros, cómo se comunican las células. Es muy interesante ver cómo se comunican las células de una manera que hasta hace un tiempo no conocíamos. Cada vez se está dando más importancia al paciente, por encima de la enfermedad. Hay que tener en cuenta que las vesículas circulan por todo el cuerpo mandando información a todos los órganos. Las enfermedades las diagnosticamos con el órgano más afectado, pero en realidad son multiorgánicas. Un ejemplo de ello es con el cáncer: cuando se tiene un tumor localizado en un sitio, olvidamos que hay vesículas circulando con información tumorogénica que puedan ir afectando en otros muchos puntos.
Recientemente leíamos en un artículo publicado en Medikuen Ahotsa ( Las vesículas extracelulares: el WhatsApp celular ) que son como el WhatsApp celular. ¿En qué consisten esos mensajes transmitidos por las células?
M.S.: Una célula, cualquier tipo de célula del organismo, liberan vesículas que pueden llegar a diferentes células. El mensaje que lleva esa vesícula, es una información específica, sencilla y produce un efecto muy específico.
D.O.: Son mensajes cortos, que pueden llevar adjunto un mensaje, con información genética, información proteica y luego el propio mensaje. Al igual que cuando a nuestro móvil llega un mensaje se queda información oculta, cuando la vesícula entra en una célula genera una serie de cambios por el mero hecho de llegar. Luego esa información se traduce y produce ciertos cambios en la célula. Ahora mismo estamos intentando “hackear” el sistema para saber qué mensajes se dicen las células, pero cada vez que profundizamos, nos damos cuenta de lo complejo que es. Las relaciones que hay entre las cosas son más importantes que las cosas en sí misma.
¿Cuáles eran las metas que os habías marcado para la realización del simposio?
M.S.: Buscábamos una calidad científica y, que las reuniones creadas durante el simposio, diesen frutos trasladables a lo que llevamos a cabo en el hospital. En el simposio de este año queríamos hablar de las aplicaciones específicas y clínicas de las vesículas, que son la aplicación terapéutica y el biomarcador. Más concretamente, queríamos centrar en qué podíamos saber o aprender sobre la aplicación terapéutica. Por otro lado el objetivo era conseguir una cantidad de gente para que esa reunión fuera fructífera. Lo cual estamos más que contentos.
D.O.: 120 personas acudieron al congreso. Cuando haces un congreso intentas traer a gente que cuente algo que te interesa. Hemos contado con 5 ponentes internacionales. Además, hemos tenido comunicaciones de investigadores jóvenes, comunicaciones de diez minutos, muchas de ellas excelentes.
M.S.: Otro objetivo general era lo que nosotros conocemos como el Networking, trabajo en red. Además de fomentar la movilidad interna (en GEIVEX hay una beca de movilidad dentro del laboratorio para generar estos trabajos en red), el objetivo era conocer el trabajo del resto y crear una red de colaboración y contactar con la gente de otros proyectos.
En Biodonostia estáis estudiando el impacto que estas vesículas tienen en enfermedades como la esclerosis múltiple. ¿Qué información habéis obtenido en estos estudios?
M.S.: Hicimos una primera aproximación para ver si con las vesículas que sacábamos de la sangre podíamos llegar a diferenciar la esclerosis múltiple de otra enfermedad. De la extracción de la sangre, aislamos las vesículas y quisimos ver si podíamos identificar en qué estado estaba el paciente. Descubrimos que sí había una correlación entre el estado inflamatorio, que es cuando hay un brote, y la cantidad las vesículas, que eran de mayor cantidad y mayor relación con la inflamación. Y por el contrario, cuando volvía a la remisión, esas vesículas bajaban en cantidad y el contenido no iba en relación con la inflamación. También pudimos observar que entre los tratamientos, en particular el Fingolimod que es un tratamiento vía oral, era uno de los últimos que salió al mercado en el 2012 cuando empezamos a trabajar, afectaba inmediatamente al nivel de las vesículas y al contenido de las vesículas. En relación a la inflamación, bajaba cuando el paciente empezaba el tratamiento.
D.O.: Las vesículas nos han aportado que son un biomarcador, que tienen que ver con la enfermedad (tenemos que entender qué hace) y que puede que un futuro sirvan como un vehículo por el que se lleve el medicamento.
Las vesículas extracelulares son trasmisoras de información, ¿creéis que se podría generar que transporten una información determinada?
D.O.: Esa es la idea. Es un vehículo que puede llegar a todos los lados y la idea es utilizarlo como mensajería y hacer que lleve lo que a nosotros nos interese. La idea es conseguir que los tratamientos tengan mayor adherencia, evitar los efectos adversos e intentar afinar con el tratamiento para que dañe al resto lo menos posible. Por todo ello las vesículas pueden ser una herramienta muy útil.
M.S.: Tenemos la ventaja de que las vesículas “manipuladas” por nuestras manos en el laboratorio, in vitro, se pueden dirigir con bastante especificidad a distintos órganos. Si uno cargara vesículas sintéticas a la carta, podríamos llevar tratamientos específicos a determinados lugares.
D.O.: En la última charla nos enteramos que hay dos ensayos clínicos en marcha en Europa donde utilizan vesículas extracelulares. La idea, por lo tanto, no está tan lejos.
¿Podrían diseñar vesículas para acabar con ciertas enfermedades?
D.O.: Creo que podrían hacerse crónicas muchas enfermedades, de hecho en varios tipos de cáncer se ha conseguido, pero curar es complicado. Hay dos vías, una es intentar prevenir y tratar los síntomas y, la otra vía, reparar el daño: Neuroproteger o neuroreparar la neurodegeneración. La idea ahora es mantener la sintomatología controlada, pero intentar reparar algo.
¿Qué influencia creéis puede tener lo presentado y discutido en el simposio en vuestras investigaciones?
M.S.: Eva Rohde, la investigadora austriaca encargada de cerrar el simposio, directora del laboratorio GMP, tiene una producción de vesículas para tratar diversas enfermedades, lo cual me dio un aire de esperanza. Llevamos 5 años trabajando en esto y ver investigadoras como Eva Rohde nos hace ver que hay futuro en las vesículas extracelulares y que es un futuro cercano.
D.O.: Es muy pronto todavía para sacar conclusiones, pero lo que sí podemos decir es que hemos abierto una vía de contactos, donde los diferentes proyectos y trabajos se han dado a conocer, y hemos cambiado ligeramente la dirección del grupo hacia lo clínico. Los frutos los iremos viendo a medio plazo, pero hemos hecho las redes de interacción necesarias y hemos discutido sobre muchos temas.
Desde Biodonostia, y más concretamente desde vuestro departamento de investigación, ¿qué objetivos os marcáis a corto – medio plazo?
D.O.: En el grupo tenemos varias líneas de investigación, y no todas están basadas en vesículas, pero sí están todas basadas en el paciente. Vamos a seguir estudiando los mecanismos de reparación y cómo se regula todo eso.
M.S.: A largo plazo, junto con nuestros compañeros de inmunología, la idea es estudiar las vesículas en otras enfermedades autoinmunes. Además, intentar modificar/manipular las vesículas para que tengan una capacidad inhibitoria y frenar el sistema inmune que está alterado en la enfermedad.
D.O.: Lo que hemos visto es que las vesículas tienen que ver con el sistema inmune. Estamos estudiando vías comunes a muchas enfermedades. Es interesante centrarte en una enfermedad, pero deberíamos ir más a los procesos que está sufriendo ese paciente y no tanto a la definición de la enfermedad. Hay veces que el paciente lo ven diferentes especialistas y quizás lo que se debería hacer es coordinarse entorno al paciente y verlo de una manera más global.
Este año, Matias, has sido galardonado con el Premio Dr. Ignacio María Barriola a la Mejor Tesis Doctoral por tu trabajo “Aplicación clínica de las vesículas extracelulares en la esclerosis múltiple”. ¿Qué ha supuesto este reconocimiento para tu trabajo?
M.S.: Primero de todo una sorpresa. Es un trabajo de muchos años. Sabía que había otros trabajos presentados a los premios y viendo que me lo dieron a mí, pues supuso una verdadera alegría.
D.O.: Reconocer el trabajo realizado por un médico, dedicado a la investigación, es muy importante para que el resto de los médicos y residentes entienda que la investigación es esencial en su formación.
(Fotos de Iñaki Osorio)
Temas:
investigación
Nuevas tecnologías